Soy uno de ellos.


Tu, que te escondes tras los arboles,
para llorar las penas de otros.
Eres la más dulce del infierno,
por eso te voy a hacer,
de caracoles un collar.
Tu tienes mucha cara,
y yo no tengo corazón.
Soy uno de ellos.
Tengo cieno en mis manos
y sangre en el pecho.
Tus ojos ya son cuevas,
que van hasta el fondo de ti,
llena de lava.
Salta la cuerda,
bebe luz, y
muere despacio.
En la sala de espera,
no hay revistas hoy.
Flores marchitas,
que huelen peor que ayer.
Los guantes son de espinos,
espinos de cristal.
Mi vida es un cuchillo.
Soy uno de ellos.
El borracho hoy no vomita,
el cura duerme tranquilo,
y tu no paras de llorar,
por que soy uno de ellos.

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