Tras un día de sol, silencio oscuro. Sufrir, sufrir de verdad, sufrir como nunca antes lo había hecho nadie. Sordo, mudo, la lengua se ha ido, ha desaparecido, se ha escapado con toda la saliva. Y ver, notar, sentir que el alma se va, inundado en dolor, la sangre no corre y la vida se seca.
Tengo miedo, un miedo que me acaricia, más miedo aún si cabe. Consigo gemir, soplar, un aliento de esperanza me permite abrir los ojos, mucho, todo lo que se pueden abrir. No quiero perder detalle de lo que pasa. Entonces veo la realidad, todo encaja, me doy cuenta de que todo estaba en su sitio, totalmente premeditado, milímetro a milímetro, segundo a segundo.
Creo ser consciente de una realidad, de un hecho inminente e irreversible que me acababa de despellejar. Los dedos de los pies ya se retuercen, juegan a ser el tronco de un olivo. El frío me envuelve, me arropa y se clava en los riñones ¿ Puñalada trapera del destino ? La luz, la energía, las ganas de cualquier cosa, todo va menguando, todo cesa, va relentizándose, me apago, la cosa se acaba, se va hiendo, huye, se agota, poco a poco, muy lentamente, sin prisa, como para verlo con más detalle, pues todo lo contrario que a mi cuepo, mi cabeza corre, vuela, funciona como nunca. Queroseno. Piensa y piensa y piensa, con precisión, detallado. Los cabos sueltos se unen. De dos en dos, de tres en tres... ¿ Habían estado alguna vez separados?
Malestar general, rodeado de nubes, joder, me estoy muriendo, me voy sin poder hacer nada ¿ Acaso debo hacer algo? Todo son preguntas y para todas hay respuestas, que me conducen ha una nueva cuestión ¿Quizás me haya vuelto loco y me quede así para siempre? O quizás esto es una pregunta más...
Me muero, me muero, me muero, me muero sin querer morir, sin estar satisfecho, quiero más, un poco solo. Por favor. Comienzo a temblar, el frío y el miedo se unen y me arrebatan un poco más de vida, de aliento, me revientan. Tiemblo más, convulsión. Ya esta, adiós... Lucho, peleo como un cabrón, “ vamos campeón, que tú puedes “. No consigo nada. Me estoy poniendo realmente nervioso, violento. Me ha vencido, derrotado, ganado, aplastado... el corazón deja de latir, lo poco que lo hacía. No me puedo mover y las piernas y las manos y los brazos van desapareciendo. Se funden, se derriten, todo mi ser se evapora. Ojos cerrados, todo se acaba.
Si puta te veo. Eres una hija de perra. La quiero mirar a los ojos, pero no puedo distinguir su cara, porque no tiene, no se la merece, por zorra. Que lista es, como lo ha planeado todo. Hasta esto mismo, es que me doy cuenta de todo, puta, zorra, hija de perra, como se ríe, encima. ¿Sabes que?, que se joda que se vaya a tomar por el puto culo. Yo paso, no quiero morir, puta, vete, lárgate, déjame en paz.
Indudablemente, creo que voy a morir, pero de todas maneras, aunque así no fuera no olvidaré jamás esto que me está pasando.
Y entonces empecé a reír. Las lágrimas escapaban de su celda ocular. Querían ser libres, y como tal, resbalaban rápidas hacia abajo. Lloraba, como un niño, como un viejo, como uno que se muere. Lloraba de miedo, puro miedo, en mayúsculas, MIEDO. El caso es que no me acababa de sorprender, parecía que yo debía estar de acuerdo con esto, o que no tenía porqué extrañarme, era una sensación muy rara, me moría, pero parecía entenderlo. Gritaba por dentro: -“ Claro, claro... “, “ Anda que no...” , “ Ya está, ya ves, me muero...“. Y por fin, la luz se apagó para siempre jamás.

No comments: