La Marca.

Casi todos los que nacimos y crecimos allí lo hicimos como pequeñas hienas. Corríamos desbocados por las calles y los campos, buscando alguien a quien zurrar, algo que romper, o algo que robar. Subíamos a los arboles, nos colgábamos de los tractores que pasaban cargados de maíz, rompíamos cristales, columpios, fuentes o cualquier cosa. Jugábamos a fútbol horas y horas. Animales de calle. En el colegio eramos demonios en un infierno para profesores. Vi más de una profesora llorar. No existía la playstation, no existían los ordenadores, y tampoco nos importaba. Nunca hacía demasiado frío, ni demasiado calor. En invierno hacíamos fuego, quemábamos lo que fuese, en verano robábamos sandías en los campos, íbamos al río y pescábamos grandes carpas que luego metíamos en la fuente, hasta que la llenaron de hormigón. Llego el skate, y enloquecimos. Vivíamos por nuestras tablas. Mandaba el más fuerte. Era la selva. Las chicas no nos importaban, hasta un poco mas tarde. Luego crecimos, nos dejamos de ver. Ahora empezaban a mandar ellas. Muchos han pasado por la cárcel, muchos siguen enganchados, alguno murió joven. Pero allí aprendimos muchas cosas, cosas de provecho, lecciones de supervivencia que en ningún otro sitio enseñan. De allí también salieron buenos hombres.
Cada vez que vuelvo al barrio, veo que nada ha cambiado. Calles nuevas, farolas nuevas, papeleras nuevas, arboles nuevos, pero siguen siendo hijos de inmigrantes, pero ahora venidos de más al sur, y con la piel más oscura, pero veo en sus ojos la felicidad, y sus zapatos gastados, siguen riendo al romper entre tres la rama de un árbol, y juegan a fútbol en la plaza, y se zurran y continúan robando chucherías. Y seguirán rompiéndolo y quemándolo todo a su paso, y sus padres continuarán en el bar, bebiendo y bebiendo. Nada a cambiado, pero me alegro. Me alegro de veras.
http://www.vilaweb.cat/www/noticia?p_idcmp=421656
http://www.3cat24.cat/noticia/221612/altres/Veins-de-la-Marca-de-lHam-de-Figueres-denuncien-la-presencia-de-xeringues-amb-droga-al-costat-de-lescola